No hay mucho para contar del día 17. El trajín de los días anteriores ya empiezan a pasar a factura, así que preferimos quedarnos en el departamento. Almorzar tranquilos, acomodar las valijas, los papeles y todas las cosas que hemos ido juntando en cada lugar fue el plan, hasta la hora de ir al partido Final del Mundial.
Hermosa tarde en Madrid, así que caminamos hasta buscar las entradas y después fuimos en metro para llegar con tiempo al Palacio de los Deportes. Prácticamente no hubo que hacer fila para entrar a pesar de la cantidad de gente que había en los alrededores y esperando para ingresar.
Debo decir que una vez adentro de la cancha las expectativas de ver un buen show se agigantaban. Sobre todo con la presentación de la final y de ambos equipos. Imágenes 3D proyectadas sobre el parquet, juego de luces, increíble. El partido duró 4 minutos, tal como se vio por tele. Después fue todo de USA, de los infradotados negros (en buen sentido) que dominaron a gusto y piaccere el encuentro y metieron más triples que cualquier panadería en un cumpleaños.
En cuanto a la tribuna, parecíamos estar en un teatro, pero donde ni la obra divertía. El partido era monótono, triples de los negros, algunas volcadas, algunas piruetas mágicas pero nada más. El juego carecía de emociones, a tal punto que la gente se empezó a quejar cuando los árbitros pitaban algo a favor de USA cuando ganaba por 30, no se si era porque ya se querían ir o querían que Serbia se acercara un poquito.
Los españoles fríos como el hielo. Solo atinaron a soltar un “Orenga dimisión” en alguna parte del juego y nada más. No se prendían a los cantos Serbios que siendo pocos trataban por lo menos de ponerle algo de color al show.
Claramente Estados Unidos y su básquet NBA están muy por encima del resto, y no se si la excusa de: “a las selecciones FIBA le faltaron grandes figuras” sirve porque ellos ni si quiera las trajeron. Igualmente y más allá del resultado final, fue un placer ver semejantes bestias de este deporte. Verlos hacer todo tan fácil y tan simple es una cosa increíble, inexplicable y que no se ve todos los días por nuestros pagos.
Sin embargo creo volverme más que feliz por semejante experiencia. El Alma no pudo llegar lejos, pero poder acompañarlos de cerca es algo impagable e inigualable. Cuando lo ves por tele y decís “que lindo debe ser estar ahí”, si, es así, es lo más lindo de lo más lindo para los que amamos este deporte y a estos colores. Todavía no me volví a casa y Argentina no jugo ni el pre olímpico, pero yo ya quiero empezar a organizar el viaje para Río 2016, así que si alguno quiere viajar, que avise que armamos grupo y salimos.
Termino de escribir ya transitando el día 18, el último. Esta noche volvemos a casa. A la llegada sera tiempo de balances, aunque creo que están volcados en detalles en cada uno de estos días de este diario de viaje. Experiencia inigualable e inolvidable. Gracias por tanto viejos.