Para los bahienses amantes del básquetbol, Alejandro Montecchia es uno de nuestros héroes. Cultor del perfil bajo y de pocas palabras, pero todo un Puma. En Atenas 2004 dio la vuelta olímpica. Ahora, seguirá a la Selección con todo El Alma por TV.
Por estos días, todo agosto de 2004 aparece como un fresco recuerdo en la memoria de Alejandro Montecchia, integrante del trío bahiense dorado en los Juegos de Atenas. Aunque, indudablemente, aquel domingo 28 significó la gloria.
“Las sensaciones son diferentes. Vienen un montón de recuerdos y la ansiedad ante unos Juegos es muy grande, no sólo por el básquet”, manifestó el Puma (44 años), también subcampeón mundial en 2002, donde la albiceleste le quitó el invicto al Dream Team.
“Lo vivo con mucha intensidad y trato de no perderme nada. Obviamente que, para mí, el básquet es lo principal, pero trato de mirar todo lo que pueda”, se sinceró el actualmente asistente técnico de Bahía Basket.
-Me imagino que cada año que pasa las imágenes son más relevantes. ¿Cuáles recordás más?
–El momento que me viene mucho a la mente es cuando está por terminar la final contra Italia. Con Pepe y Manu nos encontramos en la mitad de cancha, ya sabiendo que el oro era nuestro. Es una emoción muy grande. El resto, todo muy confuso, porque fue tanto el shock de querer abrazarme con todos, que realmente hace que te aparezcan flashes que no son recuerdos concretos. Pero prácticamente no retengo nada de eso. Me viene más a la cabeza las imágenes que uno ve ahora, que lo vivido ahí. Era todo muy loco (risas). Después, estar en el podio viendo la bandera subir a lo más alto, más el himno, fue una emoción muy grande.
-No hay registros en la historia de tres miembros de un equipo, nacidos en la misma ciudad, que sean medalla de oro.
-No investigué al respecto, pero sé que en el país y en una misma disciplina es muy difícil que se repita. Además, prácticamente, los tres surgidos del mismo club (Bahiense del Norte). Con Manu nos une una linda amistad desde chicos. Fue algo increíble y soñado.
-¿Viajás a Río de Janeiro?
-No, me quedo. No lo programé. Y como me gusta mucho ver todo, estando allá se complica… Hubiese estado lindo estar ahí, pero viéndolo por televisión también lo disfruto. Igual, una cosa es vivirlo como atleta y otra es estando afuera.
-¿Cómo creés que están los jugadores a horas del debut? Porque seguramente Manu lo estará viviendo de una manera diferente a Brussino, por ejemplo.
-Seguramente. Manu está disfrutando al máximo de todo, sin perderse detalle porque sabe que es su último Juego. Él sabe muy bien lo que es vivir dentro de una Villa y las cosas de las que puede nutrirse, de convivir con atletas de otros países, más allá de ser una figura notoria a nivel mundial. Ahí tenés acceso a otros atletas y poder conversar con gente como Djokovic, por ejemplo. Y los jóvenes, al ser su primera experiencia, me los imagino con los ojos bien abiertos y tratando de asimilar lo que pasa, porque cada día se ve algo nuevo. Son sensaciones encontradas. También deben tener el nerviosismo y la ansiedad de lo que significa representar al país en un juego olímpico.
-¿Tuviste contacto con Ginóbili en estos últimos días?
-Intercambiamos algún que otro whats app cortito. Le pregunté qué tal estaban después de los amistosos, suponiendo que las sensaciones del equipo serían buenas. Y me respondió que sí, que eran demasiadas buenas teniendo en cuenta que, históricamente, en las giras previas no nos iba tan bien y ahora tuvieron buenos resultados. Después, hablamos sobre si estaba todo en orden en La Villa.
-¿Es ideal debutar con Nigeria o hubieras preferido un rival más poderoso?
-Siempre prefiero un partido difícil para empezar, porque te mete en competencia de una. Igualmente, no será fácil Nigeria. No sabés cómo van a reaccionar y si tienen un día inspirado te pueden complicar muchísimo. Son muy atléticos. Hubiese preferido un rival más directo, como Lituania o Croacia. Pero llega la hora de la verdad y se verá cómo está el equipo. Los chicos entrarán concentrados al cien por cien para que el partido no se complique en ningún momento. Estamos todos ilusionados con hagan un buen papel.