El perimetral de Pueyrredón se someterá a otra intervención quirúrgica por la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. “Le voy a poner toda la garra”, afirmó Germán. Según los cálculos, estaría rehabilitado para los primeros meses de 2017.
La vida le ha pegado duro a Germán Ressia (Pueyrredón).
Con apenas 24 años, fueron varios los episodios que debió atravesar con su físico para mantenerse sano y apto para la práctica del básquetbol.
La semana pasada, Dios lo puso ante otra dura prueba. Seguramente, porque da por descontado que la puede superar. Hay pruebas suficientes de que así será. Ya lo demostró…
-¿Qué recordás de ese horrible momento?
-Era un partido chivo contra Villa Mitre. La veníamos llevando bien. Estábamos en el último cuarto, me acuerdo que quedaban más o menos seis minutos. Agarro la pelota en media cancha, encaro con dribbling como para hacer un costa a costa para penetrar y, a la altura del tiro libre, hago un cambio rápido de dirección para la izquierda. Ahí, siento como que todo el cuerpo continúa con el movimiento hacia ese lugar, pero la pierna derecha se quedó fija en el parquet. Es cuando siento un crac muy fuerte y una desestabilización. Tiré la pelota para arriba, fui saltando en una pierna hasta una esquina, me tiré al piso, empecé a llorar, a pegarle al piso y a gritar: “¡me rompí todo!”. No me trabé con nadie. Tenía mucho dolor. Y quedé tendido hasta que vino la ambulancia.
-¿El diagnóstico final cuál es?
-Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, con un desgarro de menisco externo. El traumatólogo me dijo que lo del menisco se vería mejor al momento de hacer la artroscopía, porque hay veces que no se necesita tocarlo y, en otras, se retira un pedacito.
-¿Cómo te estás movilizando?
-Tengo una venda elástica y me pongo mucho hielo para que se baje el edema. Camino bien, algo rengo y en la calle uso muleta por los desniveles que hay. Después, vida normal. Iré al gimnasio hasta operarme y después tendré la pierna inmovilizada un mes y medio, con una férula, más las muletas y progresivamente iré caminando.
-¿De ánimo estás un poco mejor?
-Es una batalla más. Ya está. No queda otra. ¿Qué se le va a hacer? Hay que ponerle la mejor cara.
-¿En esa pierna ya habías tenido lesiones?
-Importantes, no. Me había operado el tobillo, pero de la otra pierna. De rodilla nunca tuve grandes cosas.
-¿Te operarás en Bahía?
-Sí, con el doctor Guido Giuliano. Ya estoy con los trámites del pre quirúrgico. Calculo que, a más tardar, en 15 días me operaría porque después él tiene que viajar. La idea es tratar de hacer todo rápido con la obra social, así me autoriza la orden y no se alarga.
-Si Dios quiere, para la pretemporada del año que viene llegarías bien.
-Sí. Supuestamente, en los papeles serían seis meses. Le voy a poner toda la garra con el kinesiólogo Diego Algarte, haremos doble turno o lo que sea para recuperarme bien y lo más rápido que se pueda. Pero en estas situaciones lo más importante es la tranquilidad.
-¿Por qué razón creés que sos tan propenso a lesionarte?
-En este caso fue algo fortuito. Mala suerte. Tuve lesiones bravas, como la de base que es en la espalda, con hernias de disco de las que cada tanto tengo episodios agudos, de recaída. Eso me complica ciertos músculos de las piernas o la espalda, que trabajan de más para compensar malas posturas. De eso estoy acostumbrado y me doy cuenta a discernirlo. Pero en esto no tuvo nada que ver eso. Algunas de mis lesiones fueron por haber jugado “mil” partidos de chico… Esta vez fue mala suerte, algo que no pude evitar. Estoy con gimnasio, entrenado y no tendría por qué haber pasado. Le podía haber sucedido a cualquiera.
-¿En algún momento pensaste en abandonar el básquetbol?
-Sí, pero no me dura ni un día. No sé por qué, pero soy bastante cabeza dura y al principio digo: “no juego más, otra vez pasar por la recuperación…”. ¡Pero a mí me gusta tanto el básquet! Y cuando juego siento una adrenalina que no me la da otra cosa. No lo puedo sustituir con nada. Un partido parejo o tener una última bola, es algo que a mí no me lo da otra cosa. Si la hubiera encontrado, no estaría jugando más. Pero como no compenso con nada esas sensaciones, no me queda más que meterle con la recuperación. Estoy fuerte de la cabeza como nunca para volver.
-Para colmo, la desgracia se da cuando estabas volviendo a tu gran nivel…
-Sí, me sentía bien. La lesión en la espalda no me estaba trayendo complicaciones, hacía mucho gimnasio y con el equipo estábamos levantando bastante, con victorias importantes, saliendo del fondo y al lado de mi hermano (Gastón). Ahora, me tocará apoyar al equipo de afuera, para zafar de la difícil situación de estar abajo.
-Si bien es prematuro, ¿para 2017 tu idea sería seguir en Pueyrredón?
-En los pocos meses que llevó ahí, me siento cómodo, es un club que me gusta mucho, con una dirigencia joven que tiene ganas y tanto los chicos como el cuerpo técnico son espectaculares. Si tengo la posibilidad de seguir, encantado. Pero no se sabe cómo me recuperaré ni tampoco si la idea del club es que continúe. Cuando esté en condiciones, Pueyrredón será mi prioridad. Jugar, voy a seguir jugando.
-¡Para tu carrera de kinesiología ya contás con un post grado!
-Experiencia personal tengo un montón (risas). Ayer (miércoles) hablaba con Vicente Bognanni (PF de El Nacional) y le decía: “una figurita más para el álbum. ¡En cualquier momento lo lleno!”. Nos reíamos un rato. Es que hay que tomárselo con humor. Hay cosas más importantes en la vida.