¡Adiós, básquetbol! Matías colgó las zapatillas, está viviendo en Estados Unidos con su amada Anabela y, pronto, se mudarán a las Islas Canarias (España). Tras levantar la Copa de primera división con Liniers en 2019, terminó decidiendo su retiro de la actividad. Es que pasó por el quirófano en enero de 2020 debido a una rodilla que lo tenía a mal traer e, inmediatamente, apareció la bendita pandemia. A ese combo, se añadió la propuesta y posterior aceptación laboral de su esposa: la esperaba una gran oportunidad laboral en la universidad estatal y pública de Utah, cuyo campus central se encuentra ubicado en Logan (Cache), lugar en la que radica actualmente el matrimonio. Se trata de una ciudad tranquila y pequeña, de alrededor de 50.000 habitantes, con poco movimiento diario. Aunque, para el próximo mes, se despedirán de EE.UU para volver a empezar de nuevo.
En el año 2019, Matías Chaves (35 años) formó parte del elenco de Liniers que -finalmente- pudo cortar con la mala racha y se consagró campeón de primera división.
Por dentro el ex escolta ya venía analizando la posibilidad de alejarse de la actividad, enfocando las razones en cuestiones laborales y también físicas. Con su esposa Anabela, la intención de probar fronteras afuera fue madurando en sus cabezas con el correr del tiempo.
A ello, se agregó la barrera paralizante que plantó la pandemia actual, colaborando para tomar la decisión final de Chavito de colgar las zapatillas.
Consecuentemente, se abrió la puerta laboral de su mujer Ani -ingeniera en alimentos- en la Universidad pública de Utah, que posee su campus central en la ciudad de Logan.
Allí residen los bahienses en este momento, aunque en algunas semanas cumplirán con su ciclo norteamericano y se trasladarán a las Islas Canarias (España).
“Hasta el año pasado estuve en Bahía Blanca. Hace poquito que estamos acá. Nos vinimos a principios de año, en febrero. Mi esposa consiguió ese trabajo y nos vinimos”, reconoció Chavito.
-¿Qué se siente irse del país?
-En realidad, era algo que veníamos “amasando”. Teníamos la idea, pero no bien definido dónde irnos. Sí queríamos salir un poco de Argentina… Ésta de Estados Unidos era una posibilidad y se terminó dando. Pero lo veníamos pensando desde hacía rato. Cuando apareció la pandemia se nos cortó todo, pero con el correr de los meses y viendo cómo venía todo, acordamos que en cuanto pudiéramos nos íbamos a aprovechar esta posibilidad. Obviamente que no es fácil, pero nos va bien. Anabela es ingeniera en alimentos.
-¿Cómo es la vida allí?
-Estamos en Logan, capital del condado de Cache, en el estado de Utah. Acá hay una universidad estatal y es la que le dio trabajo a mi esposa. No es una ciudad muy grande, es más chica que Bahía. Es zona de montañas. Ahora está lindo porque es el verano, pero cuando llegamos había nieve.
-¿Y vos a qué te dedicás?
-Por ahora, estoy esperando que me llegue el permiso de trabajo para ponerme a buscar algo. Soy contador, pero busco lo que sea. Estoy de amo de casa. (Risas).
-¿Les brindaron vivienda y automóvil?
-Sí, la Universidad tiene varios complejos de departamentos que solo podes alquilar si estás relacionado a la Universidad. Y, después, sí, nos manejamos siempre en el auto porque acá nada queda cerca. Para todo lo que necesites, tenés que irte al Walmart, no hay nada en la esquina… Si te olvidaste una crema, por ejemplo, al Walmart… Acá ni ves gente caminando, como que está todo armado así.
Con compatriotas
-¿Estás cerca de Utah? ¿Pudiste ir a ver NBA?
-Sí, estamos a una hora de Utah capital. Fui el primer partido de playoffs, contra Memphis, que lo perdieron de local y después lo remontaron de visitante. Estuvo bueno. Ahora, estaba esperando que haya séptimo partido contra los Clippers o esperar a las finales de Conferencia, porque van subiendo los precios partido a partido. Pero los Jazz quedaron eliminados…
-¿Qué te sorprendió de EE.UU?
-Había estado un par de veces en EE.UU, pero esto es distinto. Estuve en Miami y acá también, ya habíamos venido con mi esposa y después aprovechamos a pasear. Pero eso fueron 15 días, vivir es otra cosa, totalmente distinto. Por suerte, no enseguida, pero hace un mes y pico encontramos a un grupo de argentinos que viven en esta misma ciudad hace mucho tiempo. La verdad que eso nos ayudó un montón. La cultura es totalmente distinta, los horarios, la comida, el trato, el idioma, todo hace que sea muy diferente… Es lo común de adaptarse a otro lugar. Pero ese grupo de argentinos nos vino bien para estar un poco más adaptados y hacerlo llevadero. Sentís que estás con gente, más allá del idioma, que entiende las mismas cosas que vos. Eso ayuda. También hay parejas de argentinos casados con americanos.
-¿Algo más?
-En Estados Unidos todo funciona. Acá, donde estamos, es relativamente chico, más tranquilo y parece todo más “perfecto”: por ejemplo, no tenés quilombos de autos… Nosotros llegamos, al mes nos vacunamos (mediados de marzo) y la segunda dosis la tuvimos a mediados de abril. Eso es lo que tiene, te garantiza esas cosas.
-¿Qué se extraña más?
-La familia y las juntadas. Si me preguntás, te diría que sobre todo el fin de semana te pasa eso, porque en la semana te la pasás haciendo cosas.
Mirando hacia atrás
-¿El retiro lo pensaste tras ser campeón en 2019?
-Ya habíamos estado dos años con Mauri (Vago) en Pueyrredón, más el último año en Liniers. Y lo venía sintiendo mucho más que en otros años, más que nada porque tenía cada vez más laburo y era más exigente. También venía de un par de lesiones… Antes de arrancar los playoffs de 2019, estuve parado el último mes y medio y traté de recuperarme. Terminé jugando los cinco partidos de las finales infiltrado en la rodilla. Todo eso lo balanceó que salimos campeones, porque si hubiese estado en otra situación, hubiese sido peor aún. Pero como todo iba bien, era más llevadero. No es que dije “no juego más” de una, pero me operé enseguida (6 de enero) y después se sumó la pandemia, más que teníamos la chance de venirnos para acá…
-Todo congenió para retirarte…
-Mauri (Vago) llevaba tres años conmigo y ya sabía. Pero a fin de 2019 le avisé: “No quiero llegar al punto de no tener más ganas de venir, porque la terminás pasando mal. Prefería así”. Él me dijo que estuviera tranquilo y que me tomara vacaciones. En febrero, antes de la pandemia, me llamó para que fuera a entrenar cuando pudiera, pero andaba cargado de trabajo, después vino la pandemia y chau. La recuperación de la rodilla me iba a llevar 3-4 meses, pero si había algo que faltara, era esta pandemia…
-¿Qué ciclo te quedó grabado en tu paso por el básquetbol?
-Son varios, los podría dividir. Me acuerdo de todo: de cuando arranqué en Liniers y el primer gran recuerdo siendo mini, cuando en Preinfantiles jugamos la final contra Pueyrredón, donde estaban Cinti, Buzzi, Francés… La pasé bien en Liniers. Y en Bahiense estuve un montón de años, como 12-13, ahí pasé el mayor tiempo y fue donde claramente me formé. Toda la etapa de Juveniles, donde formamos un lindo grupo y ganamos la Liga Juvenil, algo que es difícil y muy atípico. Muchos chicos veníamos juntos desde Preinfantiles y eso cerró toda una etapa de inferiores.
-¿Y siendo mayor?
-Nos reíamos con Mauri (Vago) porque, en ese momento, Bahiense tenía a muy pocos mayores como él y yo era juvenil… Había algún otro, como Manzana (González), y después todos los pibes. Empezamos a andar un camino que, al principio, fue muy de transición: estaban Zalguizuri, Leguizamón, yo y otros tantos más que teníamos 18 años. El club apostó a eso hasta que, en 2011, volvió Leo (La Bella), vino Facu (Goenaga) para sumarse a los que estábamos y salimos campeones. Esa fue otra etapa de mayor, arrancando siendo chicos y haciendo cosas irresponsables de chicos. Pasó un par de años hasta que, claramente, maduramos. Luego de cuatro años, dimos los frutos y hubo un resultado. Por ahí no siempre tenés que salir campeón, pero éramos todos de Bahiense y veníamos trabajando desde hacía un tiempo.
-¿Y la experiencia con Olimpo en el TNA?
-¡Sí, también me quedo con ese año de Olimpo! Fue el único año en que realmente lo hice profesional al 100% Cuando era chico, estaba estudiando y después trabajé. Hasta ese año que renuncié para jugar en Olimpo, porque con los viajes no hubiera podido… Solo me dediqué al básquet y, obviamente, nunca me lesioné: entrené bien, descansé, me alimenté con nutricionista… Para poder llegar a algo más, tenés que dedicarte al 100% Es algo combinable y más en Bahía. Pero eso duró los 8-9 meses de la temporada, después volví a trabajar y al torneo local.
-¿Te hubiera gustado seguir en el TNA? ¿Tuviste ofertas?
-En realidad, fue como que me saqué las ganas. Siempre supe que estaba para jugar. Pero no era mi prioridad, como en su momento lo fue el estudio, también tenía trabajo y no podía darme el lujo de descuidarlo… Pero con esa experiencia, en cierta manera, me saqué las ganas y lo probé al 100% Siempre en el torneo local sentí como que podía dar un poco más. El año anterior a ese, en Bahiense, se jugó por primera vez el Torneo Federal y teníamos a Ramiro (Heinrich), Franco (Pennacchiotti), Mauro (Zalguizuri)… Jugábamos dos torneos a la vez, con el local. Y, si bien fue una experiencia nueva, no terminamos ni campeones locales ni haciendo un gran Torneo Federal. Y trabajaba, terminaba siempre contracturado, con un golpe acá, allá y lo que recuperarías en 3-4 días, te llevan 7-8…
¡Ciao, hermano!
-¿Hiciste algunos tiritos ahí en Logan?
-¡Sí! Acá hay muchos aros al aire libre, como en parques… No son tan grandes, como de una manzana, pero ya estuve tirando ahí. No me había traído zapatillas de básquet porque en la valija no me entraba más nada, así que me compré acá, como también una pelota y hago algunos tiros ahora que se puede, porque cuando llegamos había nieve…
-¿Entró alguna?
-¡Si! (Risas). Con eso no hay problema, con las manos sigue la mecánica, lo que no puedo es correr…
-¿Quedaste mal de la rodilla?
-No, no quedé mal, pero siempre trato de ir al gimnasio a fortalecer las piernas y eso… Cuando quise exigir la rodilla, es como que la siento… Así que nunca más la exigí como venía haciéndolo, pero moverme para las cosas normales no siento nada…
-¿Estás en contacto con Lucas, desde Italia? (su hermano juega en ASD Pallacanestro Salerno de la Serie B).
-Sí, claro. Hace poco perdieron la serie final ascenso directo y ahora están en un repechaje de cuatro equipos y les va bien, podrían ascender en las próximas semanas.
-¡Cómo estarán tus padres con ambos nenes afuera!
-Siempre había alguno de los dos en Bahía… Lo de Lucas es como que va y viene de Argentina. Ahora estamos los dos afuera, él se fue a Italia para jugar y siempre vuelve para quedarse 1-2 meses, aunque quiere seguir jugando en el extranjero. En cambio, a mí, me gustaría quedarme a vivir afuera, tengo otra idea distinta. Por ahora no volví a Bahía y no creo que lo haga hasta el año que viene.
Al avión y… ¡olé!
-¿Próximamente te mudás a España?
-Sí, a mi esposa se le termina el contrato de estos meses con la Universidad. Y nosotros tenemos pasaporte italiano, por eso se dio lo de Lucas allá. Nuestra idea es quedarnos en España. Tengo parientes y buscaremos laburo profesional en las Islas Canarias. No tenemos nada definido, pero sí hay un par de contactos que ya hicimos. Tendríamos que mudarnos durante el próximo mes de julio.
-Te toca irte a un lugar feo (risas)…
-¡Sí! (Risas), eso es algo que también nos motiva. Primero debemos hacer los papeles, porque sino no podemos planear nada. Tenemos algunas cosas en mente, aunque seguro no hay nada todavía. Anabela completó un doctorado en Argentina y eso también le da otras oportunidades.
-Bueno, Mati, estamos haciendo entrevistas semanales y queríamos saber de tu presente…
-¡Sí, leo las notas! Me gustó mucho la de Rodrigo (Villar). Jugamos tantos años juntos y es bastante atípico lo que está haciendo. Sabía que estaba muy metido en la fotografía, pero no tenía muchos de los detalles de los que leí. Nos conocemos desde los 10-12 años y nada que ver esa persona que era, con la de ahora, es otro perfil totalmente distinto. Tenía otra onda, por eso me gustó leerla y si bien por las redes uno se entera de las cosas, muchos detalles no los sabés.
-¡Pero dijo que se tuvo que ir del club por vos! (risas)
-Sí, sí, tenés razón y me c… de risa cuando lo leí. ¡No sabía que había sido tan así! (Risas)…