Alma y corazón. Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni y Carlos Delfino gastarán sus últimos cartuchos en la búsqueda de una medalla más. La ilusión está intacta.
Un año atrás, previo al FIBA Américas, esta situación era impensada. Pero el equipo dio una muestra de carácter con Luis Scola y Andrés Nocioni como líderes y clasificó derecho a Rio 2016. Zafó de jugar un durísimo repechaje ante potencias como Serbia, Francia, Croacia, Grecia, Italia o Canadá.
Con la tranquilidad de ver el Preolímpico por TV, se sumaron dos alegrías más. Emanuel Ginóbili confirmó su regreso a la Selección y Carlos Delfino sorprendió con una asombrosa recuperación de una grave lesión tras estar tres años parado.
El cuarteto estará acompañado por Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola, ya asentados como conductores del equipo. En el resto del plantel Sergio Hernández tendrá un recambio joven y fresco. Sobresalen la actitud defensiva de Patricio Garino y la versatilidad de Gabriel Deck y Nicolás Brussino.
Tendrá un grupo complicadísimo con dos aspirantes serios al podio como España y Lituania y dos combinados competitivos que pueden dar la nota, Croacia y el local Brasil. Sin embargo este grupo ya sabe lo que es ir de punto. Cuanto más cuesta arriba parece el momento, más saca a relucir su mote de Alma.
Fue de menos a más en la preparación. Empezó con algunos altibajos en Las Vegas: 1-1 con Nigeria (92-96 y 101-79) y 0-1 con Estados Unidos (74-111). La irregularidad siguió en Tecnópolis, con caída 83-84 ante Australia y victoria 86-85 frente a Lituania.
La gran mejoría vino en Córdoba, donde venció a tres rivales de fuste. 97-78 a Croacia, 79-74 a Serbia y 86-79 a Francia. Mostró buenos pasajes de juego y esperanzó aún más al público argentino.
La estrella: Emanuel Ginóbili. El mejor deportista de la historia del deporte argentino es bahiense. Y volvió para cerrar su ciclo con la Selección Argentina en Río. Ya sabe de hazañas y victorias, por lo que invita a soñar. En 35 partidos olímpicos promedió 18.8 puntos.
El histórico: Luis Scola. Junto con Nocioni es el alma del equipo. Comprometido desde el inicio de su carrera con la Selección, jamás le dio la espalda. Su constante deseo de superación y amor propio contagian al resto. Representa mucho más de lo que hace en el parquet. Como premio, será el abanderado de la delegación argentina en la ceremonia inaugural.
La promesa: Nicolás Brussino. Físico privilegiado para jugar de dos, con 2.04m que le dan potencia y versatilidad. Mejoró su tiro y tomó más responsabilidades en Peñarol. De hecho, fue uno de los jugadores de mayor progresión de la pasada LNB. Pudo hacerse un hueco en la NBA, firmando por tres años con Dallas.
La ausencia: Pablo Prigioni. Fiel a su perfil bajo y su madurez eligió no ser parte del combinado nacional. “Sintiéndolo muchísimo, he tomado la decisión de no estar disponible para una posible convocatoria a la selección de cara Río 2016”, escribió meses atrás en Twitter.
El DT: Sergio Hernández. Segunda etapa para el bahiense, que tiene el trabajo de ordenar la transición que dejará la Generación Dorada. Tendrá que dosificar los minutos del cuarteto de lujo (Ginóbili, Delfino, Nocioni y Scola) para aguantar una ajetreada competencia. Buscará repetir medalla como en Beijing 2008.
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